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Stay by me.

—¿D-Dos cachorros? —preguntó anonadado, mirando con asombro el monitor que Jackson le mostraba.

Y efectivamente, aunque fuesen dos manchitas creciendo en su vientre, eran las manchas más hermosas que Jimin había visto en su vida. Apenas se estaban desarrollando, pero se podían ver claramente las cabecitas unidas y unas diminutas manos que apenas y se lograban distinguir.

Sin evitarlo, Jimin se sentía tan conmocionando con la noticia y la vista de aquellas semillitas implantadas en su vientre que su rostro se llenó de lágrimas y comenzó a llorar en silencio. Después de mucho tiempo de sufrimiento y sueños lejanos de tener una familia, finalmente se le estaban cumpliendo. Su propia familia...

—No, amor, no llores. Todo está bien —a Jungkook se le partió el corazón al ver a su omega así de afligido y pronto lo abrazó, acariciando su espalda amorosamente—. ¿No te parecen preciosos? Seremos padres de dos hermosos cachorritos —susurró con dulzura.

Jimin asintió y se abrazó a su cuello, sollozando y escondiéndose en aquel lugar seguro que lo tranquilizaba. El aroma de su alfa lo tranquilizaba tanto que no quería salir de sus brazos.

Jackson veía la escena con dulzura, mientras apuntaba algunas notas en el expediente.

—Su reacción es normal. Sus hormonas están muy alborotadas, y es la primera vez que ve a sus cachorros. Aunque todavía están muy pequeños para saber el sexo. Probablemente en un mes más podrán saber su género —Jackson le explicó a Jungkook, quien sostenía a su omega junto a su pecho en una tierna posición de protección.

—Muchas gracias, doctor. ¿Hay algo que deba saber sobre su estado? Algo en especial sobre su comportamiento o como debo actuar en situaciones específicas.

Jackson lo miró pensativo, tratando de recordar algo en específico. Pero no lo veía necesario. Jimin a pesar de ser un médico general, y no de maternidad, seguía siendo un médico al fin de cuentas, y las etapas de embarazo eran más que estudiadas. El omega podría comentarle al alfa lo que debía hacer o no.

—No realmente. Jimin sabe las indicaciones, aunque sí le abriré un expediente para llevar el progreso de su embarazo como cualquier paciente —explicó.

—Ya veo... doctor Wang, ¿Qué tan importante es un lazo en el embarazo? —pregunta curioso.

Jimin al escucharlo se enderezó de su lugar y lo miró con el ceño fruncido, adivinando los pensamientos de Jungkook.

—Kook, basta. Pensé que habíamos hablado de eso —comenta con seriedad.

—Lo siento bebé, pero necesito una respuesta de verdad. No me importa ni me afecta lo que haya dicho aquel alfa idiota. Sin embargo, es necesario saber sobre este comportamiento. Quiero hacer esto bien —le responde de igual manera, lo que hace al omega soltar un suspiro.

Jackson los observa en silencio y se percata a que se refieren. Jimin no tenía un lazo.

—Jimin... me parece que esta información es necesaria de explicar. Tu alfa necesita saberla, con mucha más razón si aún no te marca.

Park cerró los ojos con pesadez y solo asintió, no queriendo ver los ojos de Jungkook en ese momento.

Una de las razones por las que no quería contarle a Jeon sobre la marca en el embarazo, es porque quería que pasara naturalmente y por su decisión, porque quisiera marcar a su omega y hacerlo suyo, no porque se sintiera presionado por el embarazo.

—Los omegas en estado de gestación necesitan una marca de su alfa por seguridad. Cuando los cachorros están más desarrollados en su vientre ellos pueden presentir la ausencia o estadía de su padre. Sin un lazo, los bebés podrían sentir la ausencia de su padre y no terminar de desarrollarse por falta de una figura de protección. Por el contrario del omega, estos al no sentirse protegidos por un alfa, comienzan a buscar feromonas fuertes que los ayuden a sobrepasar el sentimiento de abandono. Un omega en embarazo sin un lazo puede ser tanto peligroso como para los bebés, como para ellos —explica Jackson seriamente.

Entonces Jungkook lo comprende. Es por esto que Jimin no quería darle tantas vueltas al asunto, porque de algún modo no quería que se preocupara y tomara la marca tan a la ligera.

Su mirada se desvía a su omega pero este se mantiene cabizbajo, no queriendo ver su reacción.

—¿Por qué no me lo dijiste? —inquiere suavemente pero sin quitar la seriedad de su voz.

Jimin no responde, simplemente se da media vuelta en la camilla y mira hacia la puerta.

—No te preocupes, Jungkook. Esto de la marca es principalmente en los últimos meses de embarazo. Por el momento Jimin puede sobrellevar el embarazo sin uno —comenta—. Pero ten en cuenta que mientras más tiempo pase, puede complicarse.

El castaño no dice nada pero asiente, algo pensativo. No sabe exactamente la razón por la cual quería ocultarle esa información tan importante pero no le gustaba para nada la idea de tener a su omega y cachorros sufriendo por el sentimiento de ausencia.

—Se lo agradezco mucho, doctor Wang —responde Jeon, levantándose de su asiento para ayudar a Jimin a colocar nuevamente su camisa, no sin antes limpiarse el gel que tenía en el vientre.

Jackson asintió y sonrió, cerrando el expediente.

—Te haré saber de la próxima cita, Jimin —añade, antes de que la pareja saliese del consultorio.

Una vez que ambos salieron, Jungkook esbozó una enorme sonrisa y apretó al omega contra su cuerpo, impregnándolo de sus feromonas para hacerlo sentir más tranquilo. Y Jimin probablemente no lo iba a admitir, pero eso lo tranquilizaba mucho, y lo ponía de buen humor, tanto así que ronroneo ante la caricia.

—¿Quieres ir a comer algo? Recuerda que ahora estás comiendo por dos —señaló Jungkook su vientre con ternura.

Jimin sonrió y negó.

—Prefiero una cena romántica privada con mi alfa en nuestro departamento —comentó coqueto.

—Muy bien, entonces no hagamos esperar a nuestros rabanitos. Iremos al supermercado y compraremos algo para hacer una nutritiva y deliciosa cena que ponga a nuestros cachorros fuertes y saludables como su padre —alabó, robándole un dulce beso al omega, quien se derritió ante el gesto.

Probablemente tendrían que discutir ese tema del lazo después, pero eso podría esperar.

✧✦✧

Ambos ya habían llegado a casa, un poco exhaustos por todo el día tan ajetreado que habían tenido. Jimin había decidido subir a su habitación a tomar una ducha y descansar sus pies. Estos estaban ligeramente hinchados y adoloridos.

Por otro lado, Jungkook aprovechó para hacer la cena. Cocinó unos cuantos vegetales para hacer una ensalada, y preparó pasta. Algo que se estaba volviendo adictivo para su omega y sus antojos.

Aún recordaba la vez en la que este se despertó en la madrugada por un antojo de pasta a la boloñesa. Y si se lo preguntan, sí, tuvo que levantarse precisamente a las dos de la mañana para cocinarle.

—Al menos sus antojos han cesado —sonrió, mirando hacia su habitación. Jungkook apagó la estufa y se dirigió a la sala, encendiendo la televisión.

Mientras que por otro lado, el mayor salió de la tina y se puso un camisón de Jeon, riendo al recordar la actitud de este cuando llegaron a casa. El castaño no podía parar de hablar de todos los planes a futuro para los bebés, si eran gemelos, si eran mellizos, si era un niño y una niña, o solo niñas.

Y por supuesto que se sintió enternecido por su reacción. Jungkook para la sociedad era un alfa demasiado joven como para tener responsabilidades de una familia. Pero en realidad le había demostrado que estaba muy capacitado.

—Su papi estará muy feliz de recibirlos, cachorritos —habla a la nada, acariciando con cariño su abultado vientre.

Sabía que al ser dos cachorros ocupando un limitado espacio, pronto se vería como una pelota, y el crecimiento de su vientre iría más rápido. Sin embargo, la idea de tener finalmente una familia lo ponía muy sensible y feliz.

Una familia... Jungkook le había dado una familia.

Con este pensamiento en mente y su corazón desbordando de amor ante la idea, sale del baño solo con un camisón que cubría a penas sus muslos, y su ropa interior, para luego encontrarse con su alfa en la sala.

—¿Por qué duraste tanto, bebé? —pregunta el castaño cuando lo ve bajando las gradas.

Jungkook ya tenía su ropa de dormir puesta, la consistía en un pantalón deportivo holgado y una camiseta de tirantes. Jimin lo veía pacíficamente descansando sobre el sofá, cambiando los canales de la TV.

—Estaba pensando... —se dirige al sofá y se acurruca en sus brazos. El alfa le devolvió el abrazo y depositó un beso en su frente.

Debía admitir que se veía divino con su camisa. Y es que Jimin cada día usaba más seguido su ropa, le encantaba ponérsela y verse con tres tallas más grandes, además de amar el aroma de su alfa en la ropa.

No sabía si era por la falta de un lazo, sin embargo, el azabache por momentos se sentía solo, abandonado, como si no tuviese a nadie que lo protegiera a él y a sus crías. Y cuando Jungkook llegaba tarde al departamento, él estaba acurrucado en una montaña de ropa suya, abrazando alguna camisa o abrigo.

—¿En qué pensabas? —pregunta curioso cuando nota que su omega no tiene intenciones de seguir—. ¿Qué sucede cariño?

—Me siento cansado, mi espalda duele y mis pies están hinchados —comenta en un puchero—. ¿Crees que sería buena idea dejar el hospital mientras los bebés nacen? Sé que mis pacientes me necesitan pero no sabes la odisea que es para mi caminar entre pasillos o pisos, al final del día mis pies están a reventar y mi dolor de espalda no se calma —Jimin acaricia su vientre con dulzura, y Jungkook sonrió con ternura.

Sabía lo difícil que podía ser para el mayor, ya no era el peso de un bebé que estaba manejando, era de dos. Aunque debía admitir que así como estaba se veía demasiado tierno. Sus pequeños estaban creciendo muy rápido y estaba tomando mucho espacio en el vientre de su omega.

—Sería lo mejor, Jimin-ssi. Los primeros meses son primordiales para un buen desarrollo. No quiero que te pase nada malo mientras trabajas... Lo mejor sería tomarte un tiempo mientras pasa el nacimiento —concuerda Jeon, tomándolo de la mano.

Park asiente, dándole la razón.

—Creo que tienes razón... Debería tomar mi incapacidad.

—Es lo mejor —responde—. ¿Tienes hambre? Preparé pasta, justo como te encanta.

—Hmm, apuesto a que sabes como me encanta —Jimin relamió sus labios, alzando su mirada para darle un beso.

Jungkook le corresponde dulcemente el tierno beso que Jimin quiere, sus labios son suaves y parece que están humectados por lo resbaladizos y húmedos que se encuentran, algo que parece muy candente y sexy porque el beso se vuelve sonoro casi al instante cuando Jimin mete su lengua de por medio.

Y es el azabache quien toma la iniciativa de profundizar el beso cuando rodea los hombros de su alfa y lo atrae más a su boca, abriéndola y permitiéndole que su lengua juegue con la suya. El castaño no se niega a esa propuesta e introduce su lengua lentamente en su boca, haciéndolo respirar pesadamente. Ambos labios se prueban con desespero y cuando Jungkook lleva una mano a su cintura, Jimin suelta un gemido.

—¿Qué? ¿Qué pasa?

No creyendo que se trataba de algo erótico, más bien un gemido de dolor, Jungkook se separa inmediatamente y lo mira preocupado.

—¿Qué tienes? ¿Dolor? ¿Incomodidad? ¿Fuí muy rudo contigo? ¿Nuestros bebés quieren algo?

Jimin suelta una risa sin poder evitarlo, era algo gracioso y tierno a la vez, pero tenía que tener en cuenta que este era su primer embarazo, el de ambos en realidad, y ser padre primerizo era de esa manera.

Así que sólo pudo tomarlo de la camisa y acercase a sus labios, lamiéndolos provocativamente.

—Tus hijos están bien. Pero tu otro bebé tiene antojos —acaricia su pecho en círculos, mordiéndose el labio inferior, mientras se acomodaba en su regazo—. Hablo de mi, tengo antojos de ti —jadea, apretando ligeramente sus piernas cuando siente un caliente líquido resbalar en su agujero.

Usualmente necesitaría más que un beso para excitarse de esa manera y lubricarse mucho, tanto que parecía que estuviese en celo. Sin embargo, en el embarazo era completamente normal por las hormonas descontroladas, y su lubricante se volvía incluso más dulce, facilitando al olfato del alfa para saber el estado de su pareja.

Jungkook suelta una sonrisa al percatarse del fuerte aroma, y su mano viaja hasta su trasero, tanteando aquella pequeña entrada que chorreaba lubricante.

—¿Tan mojado? —pregunta coqueto, cerca de sus labios.

—Si se trata de mi alfa todo el día estoy así —confiesa, pasando sus manos por debajo de la camisa del alfa y sintiendo los duros abdominales contraerse ante sus caricias—. Vamos, no me hagas esperar —muerde su labio inferior en una clara provocación.

—Toda esta semana has tenido antojos de mi, Jimin-ssi. El embarazo te ha puesto muy cachondo —dice divertido.

Entonces vuelve a besarlo, esta vez un poco más sucio que la primera vez, Jungkook siente como le corresponde de inmediato y nota aquel suspiro de gusto de su omega cuando mete su mano entre su ropa interior y su dedo rodea su entrada circularmente.

Jimin se separa del beso, mirándolo con deseo.

—Fóllame, te necesito tanto ahora —levanta su cadera en un modo de insinuación y Jeon suspira, el olor a su omega inundaba su habitación y era casi tan parecido al aroma del celo, algo que lo hizo endurecerse en segundos.

Jimin estaba cómodamente en su regazo, y para buena suerte de ambos, el sofá era lo suficientemente grande para no dejarlos caer o ser muy incómodo. El castaño mete su dedo del medio en el agujero lubricando y se deleita con el rostro de placer que da el mayor, el como sus piernas tiemblan y sus ojos se cierran para disfrutar del estímulo.

Jungkook mete su dedo más profundo y comienza a dedearlo lentamente, amando profundamente el rostro de Jimin en completa lujuria. No puede evitarlo, y lo toma del rostro con una mano, mientras lo besa deliciosamente sin dejar los movimientos en aquel agujero que temblaba y se contraía por el dedo intruso.

Su lubricante se escapa de su entrada y se riega por sus muslos, empapando las piernas de Jeon. Este sonríe en medio del beso y entonces lleva su mano al buzo deportivo para bajarlo ligeramente, de tal modo que solo su polla saltara al aire libre. Esta ya se encontraba lista y más que dura.

El castaño saca su dedo del interior de Jimin y lo toma cuidadosamente de la cintura para levantarlo y dejarlo justamente en su entrepierna. Su omega jadea cuando la polla de Jungkook golpea ligeramente su entrada mojada por encima de la tela.

—Móntame bebé —exige el alfa, dándole una pequeña nalgada—. Muéstrame como te encanta cabalgar en mi polla.

El azabache jadea y asiente casi desesperado. Queriendo sentir todo su pene violando fuertemente sus entrañas hasta que no diera más. Trata de levantarse para quitarse su ropa interior pero Jungkook lo detiene de la cintura.

—¿A dónde crees que vas, eh? —susurra en su cuello, lamiéndolo con devoción.

—Yo... ngh... —suspira con dificultad—. Necesito quitarme ahh... mi ropa.

—Eso no será necesario —la voz del alfa estaba ronca de la excitación, y en un dos por tres agarra la tela de su bóxer y tira a los lados con fuerza, rasgándolo por completo.

Jimin jadea en sorpresa pero no tiene tiempo de reclamar cuando Jungkook deja ir todo el peso de su polla en su agujero en una sola estocada. Alimentándolo con toda aquella longitud para nada pequeña en sus paredes. El azabache cierra sus ojos y abre su boca en un perfecto círculo, gimiendo cuando finalmente siente todo lo del alfa dentro de él.

—¡Sí! Ahh... Alfa dámelo todo —gime el azabache.

Jungkook sonríe y comienza suaves embestidas que tiene a Jimin apretándose y temblando alrededor de él. Su entrada es cálida, y justo como en las otras veces, el lubricante sale nuevamente de su entrada, impregnando por completo su polla. Pero estaba bien, eso incluso lo hacía más placentero a la hora de comenzar las penetraciones.

El mayor se sostiene de su pecho y alza las caderas para dejar al alfa tomar su propio ritmo. Y por supuesto que el menor toma ventaja de esto, puesto que lo toma de la cadera y sin dejarlo hacer un solo movimiento comienza a embestirlo con bestialidad, tratando de encontrar su próstata en el intento. El omega gime libremente y sin pudor, disfrutando completamente del estímulo.

—¡Sí, más! ¡Oh, alfa no pares! —jadea fuertemente, sosteniéndose en su pecho.

Sin embargo, el peso de su vientre lo cansa más rápido, y aunque amaría rebotar él mismo en aquella polla que lo embestía despiadadamente, eso no era posiblemente. Últimamente el sexo se estaba volviendo complicado, especialmente por el peso de su vientre. No aguantaba muchas posiciones ya que se cansaba rápidamente.

Jeon notando esto, se apiada de su omega y lo deja libre, esperando por el típico movimiento que Jimin haría. Este por supuesto no esperó mucho, y buscó el lado contrario del sofá para acomodarse y ponerse en cuatro, levantando el trasero al aire y arqueando la espada.

—Entra, por favor. Lléname otra vez con tu polla —suplica, abrazándose a una almohada para mejor comodidad.

El alfa gruñó excitado y pronto se empujó nuevamente en aquella entrada que lo apretaba exquisitamente. Jimin gritó cuando en uno de sus empujes encontró su próstata y como si su alfa disfrutara del desastre que se volvía su cuerpo cuando su punto era acariciado violentamente, Jungkook sin darle respiro lo empotró contra el sofá, penetrando una y otra vez su sensible agujero que se contraía y convulsionaba por la rapidez de sus empujes. En especial cuando encontraba su punto dulce.

—¡Ah, Kook! —Jimin lloró sobre la almohada y soltó un largo gemido cuando su próstata fue sacudida y golpeada reiteradamente. Sin evitarlo, su pene explotó todo su orgasmo mientras se corría intensamente. Justo ahora en el embarazo todo se volvía más sensible y receptivo.

Jungkook soltó un gemido grave al notar como el agujero del otro lo apretaba y se cerraba alrededor de él, contrayéndose por el orgasmo que experimentaba.

—Joder, nene. Tu apretado agujero está succionándome sin parar —jadea, completamente agitado y excitado por la vista. El alfa aprieta ambas nalgas en sus manos y las separa para tener una vista más clara de la que tenía. Sus pulgares se enganchan en la piel y abre ligeramente el pequeño fruncido.

—Lléname, dame tu nudo —jadea el omega desesperado. No pasa mucho tiempo cuando su alfa siente su vientre contraerse y sus bolas apretarse, dejando ir todo el chorro de semen al canal apretado de Jimin, quien suelta un gemido gustoso al sentir el semen desbordándose y llenándolo por completo.

—Más... más —jadea en delirio.

Jungkook cuidadosamente se pone detrás de él sin dejar ir todo el peso de su cuerpo, esperando que el nudo se desinflamara y poder mimar de Jimin como se debía.

—Has estado increíble... —sonríe el omega—. Dios, no sé si son las hormonas del embarazo que me tiene delirando siempre, pero siento que cada vez eres más bueno en el sexo.

—Probablemente las dos —ríen—. Te amo, Jimin.

El corazón del azabache se derritió y sintió una agradable calidez llenándolo por completo, aunque claro no se trataba del semen que se escurría por sus piernas cuando el nudo se desinfló y Jungkook pudo salir de él.

—También te amo, Kook. Te amamos —sonríe cálidamente, llevando la mano de su alfa a su vientre.

Y fue lo más bonito que el castaño pudo experimentar, cuando justo en ese momento sintió un movimiento dentro del vientre.

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